Más persecución que justicia: Morena calla a opositores para encubrir a sus narcopolíticos
El PRI Nacional denuncia que el gobierno de Morena ha preferido usar el poder para atacar a la oposición antes que asumir y responder por la corrupción y los vínculos con el crimen organizado que pesan sobre sus propias filas.
Mientras México enfrenta uno de los periodos más violentos de su historia, con regiones completas bajo control del crimen organizado y con instituciones debilitadas, el gobierno de Morena ha optado por distraer la atención pública persiguiendo a opositores políticos, periodistas críticos y líderes incómodos. Lejos de combatir la corrupción en sus propias filas, Morena ha montado una estrategia de ataque sistemático contra quienes se atreven a denunciar lo que muchos ya conocen: la penetración del narco en el poder.
Desde el PRI Nacional se ha advertido con claridad: México no merece convertirse en una narcodictadura. Pero es exactamente ese el camino que está tomando el actual régimen. Cuando el PRI —a través de su dirigente Alejandro Moreno— presentó denuncias internacionales ante organismos como la DEA, el FBI y la Corte Penal Internacional, exhibiendo posibles vínculos de altos funcionarios morenistas con el crimen organizado, la reacción no fue transparente ni institucional. Por el contrario, la respuesta fue sucia, vengativa y profundamente autoritaria.
En lugar de esclarecer las acusaciones y rendir cuentas, Morena optó por perseguir judicialmente a quien las presentó. Hoy, Alejandro Moreno es objeto de una ofensiva legal sin sustento, construida sobre expedientes previamente desechados por jueces federales. El objetivo no es otro que desacreditar al denunciante, desviar la atención y sembrar miedo entre quienes se atrevan a cuestionar al régimen.
La táctica es clara: callar para reinar. Pero en el PRI no hay espacio para el silencio ni para el sometimiento. “Morena no quiere que se hable de sus narcopolíticos, por eso recurre a distractores y busca silenciar a opositores y periodistas incómodos. A nosotros no nos intimidan”, afirmó la dirigencia nacional priista.
Este patrón de persecución no es nuevo. Se ha vuelto constante en todo el país: investigaciones abiertas a modo, campañas de desprestigio en medios afines, uso faccioso de las fiscalías, congelamiento de cuentas y amenazas abiertas a quienes se oponen a las narrativas oficiales. Mientras tanto, personajes cercanos al poder, con señalamientos directos por corrupción o colusión con cárteles, siguen en total impunidad.
El PRI Nacional reitera que seguirá denunciando ante México y el mundo la degradación institucional que vive el país bajo Morena. No se trata sólo de defender a un líder político, sino de advertir sobre el desmantelamiento de la democracia y la legalidad. “No vamos a permitir que sigan destruyendo a México”, concluye el mensaje del partido.
Porque si el poder se usa para intimidar en lugar de gobernar, para perseguir en vez de rendir cuentas, entonces no estamos frente a un gobierno democrático, sino ante un régimen que avanza peligrosamente hacia la autocracia con rostro criminal.
En este contexto alarmante, el PRI Nacional hace un llamado firme a la sociedad mexicana y a la comunidad internacional: no podemos normalizar que el poder se utilice para encubrir a criminales y atacar a quienes los denuncian. La justicia no puede ser selectiva ni estar al servicio del partido en el gobierno. Si Morena quiere demostrar su compromiso con la legalidad, que empiece por investigar a sus propios funcionarios y explique sus vínculos con el crimen organizado. Mientras tanto, el PRI seguirá alzando la voz, porque guardar silencio sería traicionar a México.



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