“El PRI denuncia: el poder de Morena es también el poder del narco”
Alejandro Moreno advierte que la violencia en estados como Michoacán, Guerrero o Sinaloa es el reflejo de un gobierno rebasado… o entregado.
El presidente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, denunció este lunes que la violencia desbordada en entidades como Michoacán, Guerrero y Sinaloa no es solo un problema de seguridad, sino una evidencia del control que el crimen organizado ejerce bajo la permisividad del gobierno de Morena.
“Lo que pasa en esos estados no es una casualidad ni una falla aislada. Es consecuencia de un gobierno que ha preferido no combatir al crimen, sino coexistir con él. El poder de Morena es también el poder del narco”, afirmó Moreno durante una conferencia desde la sede nacional del PRI.
Michoacán: entre cárteles y desplazamientos forzados
En Michoacán, la situación es crítica. Cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los grupos locales autodenominados “Cárteles Unidos” libran una guerra territorial, dejando a su paso pueblos vacíos, familias desplazadas y comunidades sin servicios básicos.
Municipios como Aguililla, Tepalcatepec y Coalcomán han vivido bajo bloqueos, asesinatos de autoridades locales, ataques con drones y desapariciones. A pesar de ello, el gobierno federal ha minimizado la crisis, sin intervenir de forma eficaz ni garantizar condiciones de vida dignas para los habitantes.
Guerrero: gobernabilidad colapsada
Guerrero ha sido durante años uno de los estados con mayores índices de violencia y fragmentación criminal. Cárteles locales como Los Ardillos, Los Tlacos y Guerreros Unidos se disputan el control de regiones como Chilpancingo, Acapulco y la Montaña, mientras la población queda atrapada entre balaceras, extorsiones y desapariciones.
Incluso en la capital, Chilpancingo, el crimen organizado ha logrado negociar directamente con autoridades locales, lo que ha generado escándalos nacionales sobre la infiltración institucional. Alejandro Moreno advirtió: “Guerrero es el ejemplo más doloroso de lo que pasa cuando un gobierno cede ante los cárteles: el Estado desaparece, y manda el crimen.”
Sinaloa: el pacto silencioso
En Sinaloa, históricamente controlado por el Cártel de Sinaloa y la facción de “Los Chapitos”, la autoridad federal ha sido duramente cuestionada. El caso más emblemático es el “Culiacanazo” de 2019, cuando el gobierno liberó a Ovidio Guzmán López tras un operativo fallido y una ola de violencia orquestada por el cártel.
En 2023, un segundo “culiacanazo” mostró nuevamente la incapacidad del Estado para retener al poder criminal sin poner en riesgo la vida de civiles. Para el PRI, estos episodios son “pruebas claras de que Morena ha preferido negociar que gobernar.”
Un país sin control, una sociedad bajo amenaza
Moreno subrayó que estos tres estados representan el espejo de lo que ocurre en muchas otras regiones del país, donde los grupos criminales dictan las reglas y las instituciones han perdido su fuerza. “Cuando un partido como Morena se arrodilla ante el crimen, es el pueblo el que queda de rodillas ante la violencia”, dijo el líder priista.
El PRI exigió al gobierno federal una política de seguridad real, con presencia territorial, justicia efectiva y una ruptura total con cualquier vínculo político con el narco. “No puede haber transformación cuando quien transforma el país es el crimen organizado”, concluyó.



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