“Alito Moreno: México no merece vivir de rodillas ante el crimen”
En una fuerte declaración, el PRI advierte que Morena ha fallado como gobierno y como proyecto de país. La presencia del narco en la vida política, social y económica es hoy más visible que nunca.
“Cuando el crimen dicta las reglas y el gobierno las obedece, ya no hablamos de una crisis, sino de una claudicación”. Así lo expresó Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, al lanzar una de las críticas más severas hasta la fecha contra el régimen de Morena, al que acusa de haber cedido al crimen organizado no solo el territorio, sino el alma de la nación.
El PRI sostiene que México atraviesa una etapa en la que el narcotráfico ya no actúa desde las sombras, sino que opera abiertamente en espacios políticos, sociales y económicos, gracias a la permisividad del gobierno federal. “Morena no ha sido gobierno, ha sido cómplice”, sentenció Moreno.
Narcoeconomía, narcopolítica, narcocultura
Los efectos de la expansión criminal no se limitan a las ejecuciones o desapariciones. El narco ha distorsionado la economía, imponiendo pagos de piso, controlando mercados locales y desplazando a negocios legales. En algunas regiones, el dinero de los cárteles financia obras, impone precios e incluso regula empleos.
En la política, el poder criminal ha influido en candidaturas, amenazas, asesinatos selectivos y hasta en resultados electorales. La violencia electoral del 2024 —con más de 30 aspirantes asesinados— fue apenas una muestra del nivel de infiltración del crimen en el aparato democrático.
En lo social y cultural, la figura del narco ha sido normalizada: se les compone música, se les venera como benefactores locales, y en muchos pueblos se les respeta más que a los policías. Todo esto, en gran medida, porque el Estado ha fallado en imponer la ley y proteger a la población.
La traición de Morena
Para el PRI, la estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos” fue el primer gran error. No se trató de una política de paz, sino de un abandono del deber constitucional de proteger a los ciudadanos. En lugar de enfrentar al crimen con inteligencia y Estado de derecho, el gobierno prefirió pactar desde el silencio.
“¿Cuántos operativos fallidos más vamos a tolerar? ¿Cuántos cárteles deben crecer antes de que Morena entienda que no se gobierna con frases, sino con acciones?”, cuestionó Moreno.
Un país de pie, no de rodillas
En contraste con la actitud permisiva del actual régimen, el PRI se plantea como un muro frente a la expansión criminal. Alejandro Moreno reiteró que México no merece vivir de rodillas ante el crimen, y que los ciudadanos deben recuperar la confianza en que el Estado está de su lado, no del lado de quienes los amenazan, los extorsionan o los desplazan.
“Callar ante la violencia es traicionar a México. Proteger al narco, por omisión o por conveniencia, es una forma de corrupción. Y eso es lo que hemos visto en Morena: un gobierno sin voluntad, sin carácter y sin compromiso real con la nación”, afirmó.
La exigencia es clara: cese inmediato a la complicidad, depuración del aparato institucional, y una estrategia real que recupere el control del país para las y los mexicanos. Porque mientras el narco gobierne desde la sombra, la democracia será una fachada y el Estado, una promesa vacía.



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