No todo se trata de derrumbar: también se trata de construir con reglas
El PRI Querétaro se mantiene como una fuerza política con estructuras sólidas, participación ciudadana real y liderazgos responsables que no improvisan.
En una época social como la que vivimos donde parecería que “romper” lo establecido es sinónimo de cambio, conviene preguntarse: ¿qué se gana cuando se desmonta una estructura sin tener una mejor propuesta? El PRI —con todas sus complejidades— sigue apostando por la institucionalidad. No es un partido perfecto, pero sí uno que, a diferencia de muchos otros, aún cree en las reglas, en los órganos de decisión y en la responsabilidad compartida de sus liderazgos.
Tener un partido basado en reglas firmes no es un simple formalismo: es una garantía de que las decisiones no dependen de ocurrencias ni de caudillismos. Es una forma de blindarse contra el oportunismo, de asegurar continuidad política y de evitar que las ambiciones personales se impongan sobre el interés colectivo. La institucionalidad permite que los liderazgos rindan cuentas, que la militancia tenga voz y que los procesos sean legítimos, incluso en tiempos difíciles.
El PRI Querétaro, encabezado por Abigail Arredondo, ha logrado sostener y fortalecer esa institucionalidad a través de una estrategia clara: escuchar, incluir y organizar. A diferencia de quienes pretenden imponer desde fuera una narrativa de desgaste, el priismo queretano ha avanzado renovando 18 comités municipales, abriendo espacios de diálogo con la militancia y promoviendo una política cercana a las y los ciudadanos. No es una política de escritorio, sino de territorio; no es una simulación, sino una práctica deliberada de participación.
Quienes intentan desestabilizar al partido —desde dentro o desde fuera— rara vez proponen algo mejor: solo buscan sustituir una estructura colectiva con sus propias ambiciones personales. Y en una época de confusión política, esa diferencia no es menor. Mientras unos construyen desde la base y con reglas claras, otros apuestan a la desorganización disfrazada de renovación. En ese contraste, el PRI Querétaro ha decidido mantenerse del lado de la responsabilidad institucional.



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