“NarcoEstado en expansión: Morena dejó de gobernar para comenzar a obedecer”
Las pruebas son contundentes: Morena gobierna, pero no manda. El PRI sostiene que la falta de estrategia y la complicidad criminal ha convertido al país en tierra sin ley.
En un escenario donde la violencia y la inseguridad alcanzan niveles históricos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) denuncia que Morena ha dejado de ejercer el verdadero poder de gobierno y ha cedido el control del país a las organizaciones criminales. Según Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, la ausencia de una estrategia clara de seguridad y la permisividad hacia el narcotráfico han convertido a México en un verdadero narcoestado.
La falta de una estrategia clara
El PRI argumenta que la estrategia de seguridad bajo Morena carece de definición, coherencia y resultados efectivos. Desde el inicio de la llamada Cuarta Transformación, el gobierno federal apostó por la política de “de no confrontar”, una fórmula que, en la práctica, se tradujo en inacción y ausencia de operativos contundentes contra los cárteles. Esta política ha sido criticada por expertos y organizaciones civiles por permitir que los grupos criminales se fortalezcan y expandan.
Morena no diseñó ni ejecutó una política integral que incluyera fortalecimiento institucional, coordinación intergubernamental, inteligencia eficaz y protección a las víctimas. La ausencia de un plan robusto y ejecutable ha generado un vacío de autoridad.
Aunque el discurso presidencial ha sido pacifista, en la práctica se ha incrementado el uso de las Fuerzas Armadas para tareas de seguridad pública:
- Se creó la Guardia Nacional (GN), que comenzó como un cuerpo civil, pero ahora depende formalmente de la SEDENA (Secretaría de la Defensa Nacional).
- Soldados y marinos realizan labores de vigilancia, detención y control territorial.
- La Guardia Nacional ha crecido en elementos y presupuesto, pero sin una estrategia clara de reducción del crimen organizado.
Sin embargo, los resultados no han sido los que se buscan porque el gobierno ha evitado enfrentamientos frontales con grupos criminales, y ha impulsado el enfrentamiento a grupos sociales de oposición y que señalan sus malas prácticas.
Gobernar sin mandar: la paradoja de Morena
El PRI señala que Morena gobierna desde la apariencia, pero no manda en la realidad. Esto significa que, aunque el partido tiene el control formal del Ejecutivo, no logra imponer su voluntad frente al poder de los cárteles, que en muchos estados operan con autonomía total y hasta con protección tácita.
La evidencia está en que, ante hechos graves como asesinatos masivos, desplazamientos forzados y ataques a fuerzas del orden, la respuesta oficial es tardía, insuficiente o inexistente. En varios casos, incluso se ha señalado a funcionarios vinculados con el crimen o que han favorecido su actuar.
La lógica del narco: obediencia y beneficios
Para el PRI, Morena ha optado por una lógica de obediencia ante el narcotráfico, que se traduce en pactos informales, tolerancia y en ocasiones hasta colaboración directa. Esta relación perversa beneficia al narco, que puede expandir sus rutas de tráfico, controlar mercados ilícitos y mantener su poder económico y político sin mayores riesgos.
Esta dinámica también implica un costo social altísimo: comunidades enteras viven bajo amenaza constante, se reportan miles de desaparecidos, el cobro de piso es una realidad cotidiana, y la economía formal sufre las consecuencias de esta sombra criminal.
El PRI concluye que mientras Morena siga gobernando sin ejercer un verdadero mando y sin romper los lazos con el crimen organizado, México continuará siendo un país donde el narco dicta las reglas y la ley es sólo una ilusión. Para recuperar la paz y el orden, afirma el partido, se requiere una política de seguridad clara, firme y sin concesiones, que priorice a las víctimas y no a los criminales.



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