¡Alto ahí! la censura ya es política de Estado

El PRI Nacional alerta sobre el uso del poder para silenciar voces opositoras y advierte: la libertad de expresión está en riesgo como nunca antes desde la alternancia democrática.

En México, levantar la voz contra Morena se ha vuelto un acto de valentía, y en muchos casos, un riesgo personal. Hoy, criticar a un funcionario morenista puede derivar en una disculpa pública impuesta, una multa económica o, peor aún, en la apertura de un expediente que te siga como sombra en los registros oficiales. Para el PRI Nacional, esto no es un accidente institucional ni una anécdota jurídica: es el síntoma de una censura sistemática convertida en política de Estado.

Desde la tribuna política, dirigentes del Partido Revolucionario Institucional han denunciado el creciente uso de las instituciones del Estado —como el INE, la Secretaría de Gobernación, y en algunos casos incluso la FGR— como herramientas para intimidar y castigar la crítica. Legisladores, periodistas y ciudadanos comunes han sido objeto de procedimientos legales o administrativos simplemente por expresar su inconformidad o exponer verdades incómodas sobre el gobierno morenista y sus figuras clave.

El miedo no es democrático

La censura no sólo consiste en eliminar mensajes: se ejerce también cuando se genera miedo a expresarse. Esto es lo que el PRI Nacional denuncia con contundencia: la instauración de un clima de autocensura provocado por la amenaza de represalias. “No se necesita cárcel cuando basta una sanción, una amenaza velada o un linchamiento digital para inhibir el pensamiento crítico”, advierten.

Uno de los casos más alarmantes fue el reciente intento de silenciar a actores políticos por medio de quejas ante el INE, bajo el argumento de que sus expresiones eran “violencia política” o “difamación”, aún cuando se tratara de datos comprobables o críticas válidas. Para el PRI, estas estrategias no solo criminalizan la oposición, sino que violan directamente el derecho a la libertad de expresión y al disenso, esenciales en cualquier régimen democrático.

Morena: poder sin contrapesos

En el fondo, el problema no es una queja en particular, sino el patrón: Morena ha confundido crítica con ataque, oposición con traición, y gobernabilidad con obediencia. Esta lógica autoritaria, según denuncian diversos sectores de la sociedad civil, se refleja en decisiones que favorecen al poder en turno y castigan al que se atreve a señalar sus errores.

La falta de autocrítica por parte del gobierno federal se ha convertido en una marca de su gestión. No hay rendición de cuentas, y en su lugar se recurre al desprestigio, la descalificación o la judicialización del adversario. El PRI lo ha dicho claramente: “no vamos a pedir disculpas por decir la verdad”. Defender a México hoy exige defender también el derecho a cuestionar a quienes gobiernan.

El PRI alza la voz: no al silencio forzado

Desde el PRI Nacional se ha hecho un llamado urgente a todos los sectores democráticos del país: periodistas, activistas, académicos, partidos políticos, organismos autónomos y ciudadanía. “No podemos permitir que la censura se normalice. Hoy le toca al PRI, mañana puede ser cualquiera”, advirtió la dirigencia.

El partido exige que se respete la pluralidad de pensamiento y que las diferencias ideológicas no se conviertan en excusas para represalias institucionales. Al tiempo, se compromete a seguir siendo un muro de contención frente al avance de esta agenda autoritaria.

Si callar es sobrevivir, hablar es resistir

La censura no es un fenómeno abstracto, es un acto concreto de poder contra el pensamiento libre. El PRI lo denuncia con fuerza porque entiende que, sin voces críticas, no hay democracia. En México no debe existir un precio por pensar diferente. Hablar sigue siendo un derecho, y defenderlo es hoy más urgente que nunca.

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